sábado, abril 30, 2011

Tiempo, enséñame el camino.

Creo nunca haber estado en una situación como ésta. Nunca el corazón había mandado de tal manera, de llegar a hacer las cosas más absurdas, las más incomprensibles, las menos lógicas, las que claramente iban a llevar todo al colapso, el cual final e irremediablemente llegó.

En cierto modo era previsible. Si bien los momentos buenos estuvieron, algunas sensaciones de calma, de buena onda, al final siempre aparecía algo nuevo en la cabeza que llevaba que el corazón se sintiera mal y necesitara repararse, y cada uno de esos nuevos intentos en vez de repararlo, lo fue rompiendo más y más, hasta el día en el que quedó irreparable, al menos para las palabras. Ojalá que el tiempo pueda hacer esa tarea.

De todas maneras, es una sensación horrible, más que el corazón roto lo están las ilusiones, los sentimientos, el alma. Se hace incomprensible que el destino actúe de manera tan temperamental para cambiar una relación de una manera tan impresionante que pueda llevarla en diez días del absoluto amor y cercanía, en los que casi éramos uno; a un casi odio y una necesidad y deseo de distancia que nos tiene hoy a años luz uno del otro, y necesitando de eso, en el fondo, en realidad.

No necesito perdonar, como le dije, mas sí sanarme, lo sé. Desconozco cómo hacerlo. He recibido tantos consejos que al final no han hecho sino más que enredarlo todo. En el comienzo de este fin pensé que quizás lo mejor hubiera sido no hablar nada con nadie, pero creo me hubiera vuelto más loco de lo que estoy actualmente. Agradezco a Dios con toda mi alma por poner a todas esas personas a mi lado durante esta semana, por el tiempo, las palabras y el apoyo que me brindaron, de la misma manera que les pido perdón si acaso les dije algo inapropiado o los dañé en el camino. De todo corazón, lo siento mucho. Fui egoísta en muchos momentos, sobreponiendo mi dolor a sus necesidades. Una vez más, gracias por su compañía y discúlpenme por mi egoísmo.

Y claro, llegamos al punto en que la frase cliché vuelve a hacerse presente: el tiempo dirá, la distancia es necesaria. Mi lado racional me lo confirma absolutamente, pero mi ser está tan sediento de ella que espero y me esforzaré porque no me haga dar nuevos pasos en falso, y seguir arruinando todo. Ciertamente no ha sido sólo mi culpa, pero aun así la tengo. Sé que no debí haber insistido, buena parte del mundo me lo dijo: “déjala tranquila, dale tiempo, espera”. Llegado a este punto finalmente lo haré, aunque tristemente no quizás por voluntad, sino porque es la última y única opción para que esto no nos lleve a un lugar aun peor. Me duele una inmensidad estar en esta situación, haber llegado a esto. Mi cuerpo y mi mente me traicionaron, haciéndome esperar cosas que ya no correspondían, que eran de una etapa pasada. El problema es que esa etapa fue tan reciente, que mi cuerpo y mi mente no lograron asimilar el cambio a tiempo. Lo que antes podía ser un beso y un abrazo apretado, se convirtió en una barrera infranqueable, en sus caricias compasivas, en nuestros rostros de dolor inevitable. Lo que antes eran un saludo afectuoso, palabras de amor, esperanza, dulzura; se convirtió en palabras duras, secas, sin sentimiento, de compromiso, de obligación, de rencor, de impaciencia, de exasperación, de indiferencia… de distancia infinita.


El tiempo nos reencontrará, para bien o para mal. Espero sinceramente que me muestre el camino, que sane mis heridas, y también las nuestras. Con el dolor y la desesperación nacen actitudes tan horribles y egoístas, a partir de las que finalmente se llega a un círculo vicioso, de acusaciones cruzadas, de clausura de mente, de no pensar en el otro. Uno tira mierda sin pensarlo, llega al punto en que poco importa lo que el otro sienta, con el fin de hacer que uno mismo se sienta un poco mejor. Llegado a este punto comprendo que esa sensación es absolutamente falsa, temporal; que luego repasando todo lo asqueroso que sucedió, las palabras amargas, duras, no hacen más que cuestionarse cómo demonios fuimos capaces de tratarnos así después de tantos momentos hermosos.

Una vez más me disculpo contigo, si alguna vez lees esto. Sé que probablemente odies que te hable de esta manera, pero lo siento, nació del alma: siempre es más fácil, más espontáneo, hablar desde el dolor. Nunca quise llegar a este punto, pero ya nada hay que hacer, sólo esperar. Rezaré porque el tiempo nos otorgue la capacidad de recuperarnos, de curarnos, y rezaré con mayor fervor por la oportunidad futura, y ojalá no tan lejana, de reencontrarnos, ya sea como conocidos, amigos, pololos, compañeros de trabajo: lo que sea estará bien con tal de tener la chance de volver a entrar en tu vida, si es que salí; porque de la mía nunca vas a salir.

Me importas y te adoro como a nadie, lo sabes. Quiero lo mejor para ti. Sé que todo esto lo será.


3 comentarios:

Sebastian Huerta dijo...

Jamás podrá sacarse en cara una actitud egoísta, aunque la hayas tenido o no, en esta situación, no se razona, y eso es sabido. De mi parte quiero recordarte que soy y seré tu amigo, de los incondicionales, y sé que no hay palabra ni acto, que diga o haga, que pueda disminuir la tristeza que en este momento sientes,pero debo recordarte que es tu deber levantarte, si bien a veces cometemos errores, es nuestro deber aprender de ellos y seguir adelante, la vida es muy corta como para vivirla mirando atrás. Un abrazo gigante, te quiero hermano.

Claudia dijo...

Me siento tan identificada con tu escrito.
Odio la palabras "destino", "tiempo", "madurez", "distancia"...la angustia llena nuestras almas, ese dolor en el pecho que me tiene día a día sin poder dejar de pensar en lo que hubiera sido si actuáramos diferente.
Pero claro, la racionalidad dice que está bien, no podemos seguir juntos, necesitamos estar separados; pero el corazón dice lo contrario, lo extraña, lo ama.
Qué hacer! Me encantaría alguna pastilla mágica para olvidar, o un jarabe que me lleve al instante a ese otro lado del camino; un reloj que haga pasar velozmente el tiempo.
Lamentablemente no hay más remedio que esperar, hacer nuestras cosas y seguir con la vida...
No te daré más consejos, porque no me siento apta para hacerlo, creo que en estos momentos me siento igual o peor que tú. Solo puedo decir que no estás solo, así como tú somos muchos los que sufrimos por amor.
Me alivia saber que de amor no se muere...aunque créeme que a veces me gustaría desaparecer.
Te quiero mucho y sorry x lo penoso de mi comentario, pero justo me dijiste que leyera esto en un momento nostálgico.

SourGirl dijo...

...No sé qué decirte que no hayas ya escuchado.
Tampoco quiero decir las palabras obvias ni las éticamente correctas, porque en estas ocasiones no sirven, uno quiere mentalizarse en que sí, pero la verdad es que la razón se niega a tomar partido en esto y le deja toda la responsabilidad al corazón, que a veces, toma las peores decisiones.

Hay que esperar... hay que esperar... y uno se pudre esperando, solo uno deja de sentirse así cuando realmente sientes que esas palabras tenían sentido, el tiempo te dará la razón.
Cuando ha pasado el tiempo... y ves que no ha vuelto... quizás ya no dolerá tanto. Con el tiempo te acostumbras a la idea, con dolor.. pero haz podido volver a tu individual rutina la cual fue interrumpida por alguien que ahora te tiene pendiendo en un hilo.
Pero sé, y esto si que no dejaré pasar, te garantizo una de las sonrisas más puras y sinceras, cuando sepas interiormente que esta ilusión acabó y que ya tuvo su tiempo, y de tanto esperar... esa respuesta que nunca llegó te daba la razón en sí misma...
Sentirás una satisfacción tremenda, al saber que haz recobrado tu rutina, y la llevas bien.. si al final, esa es tu rutina, tú la haz creado. Lo que venga... se adecuará a ella, pero no será fruto de tu necesidad, inicialmente hablando. Cuando este nuevo elemento no se complemente, se irá, pero siempre te quedará tu rutina, y los elementos que tú haz puesto en ella, que tú haz seleccionado.

Espero que llegues pronto a esto, que sientas esta libertad y esta paz, sentirte resuelto ante esta situación.
Mientras... "no esperes nada de la vida para no frustrarte, acepta lo que Dios te da, agradece su bondad"... como dice una de mis canciones favoritas.

Un abrazo y un besito, cuidate estamos hablando.